Vivienda unifamiliar
Menorca, 2014
Abrazada a un jardín frondoso, esta casa interpreta la estrecha relación del espacio habitado con la naturaleza a través de un lenguaje tranquilo, de colores suaves, que construyen una convivencia feliz con el envoltorio verde que anima la luz interior de la casa.
El proyecto es un ejercicio de equilibrio ente lo racional y lo emocional. La reforma consigue conectar el interior con el exterior gracias a los grandes ventanales. Después de una depurada distribución, el espacio cobra un nuevo sentido, aumentando su flexibilidad y fluidez. En el salón, gracias a un tabique móvil la cocina crece dejando los dos espacios comunicados en perfecta armonía. La cocina hecha a medida tiene forma de gran isla y duplica su tamaño gracias a la mesa, que al extenderse se convierte en una autopista hacia el salón. Los muebles y el suelo son de roble, la encimera de la cocina es de silestone blanco.
Los baños de aspecto tranquilo evocan serenidad y delicadeza. Muebles de lavabo hechos a medida, encimeras de silestone blanco y el suelo de microcemento crean una atmósfera confortable. La cuidada selección de los materiales por los propietarios hacen que el espacio tenga un ambiente cálido y acogedor.
Fotografía: Joan Gómez Pons